martes, 23 de diciembre de 2008

La lira enterrada


Es la historia de un bardo cansado
Que cantó en el pasado amores hermosos
Besos de mujer, roces de pieles
Y sueños en el borde de los labios

Se dejó llevar el bardo por sus versos
Como se lleva la deriva los naufragios
Sentía en sí los besos y caricias
Que nacían en el aire de su lira

Pronto su vida sólo eran palabras
Era “te quiero como la nieve al invierno”
“Tus ojos iluminan mi sendero”
“Eres bella como la aurora en mi alma”

Vagabundo en mil caminos
Creador de mil amores
Esculpiendo la mujer hecha de sueños
Imaginando del amor sus mil colores

Miró sus ojos reflejados en un río
Vio que nunca había amado realmente
Es amargo imaginar que se siente
Es mortal sentir que se imagina

Dejó de cantar y creer en sus poemas
Ellos eran como un reflejo vacío
Enterró la lira bajo un árbol
Y partió llorando por el camino

Cuentan los que por allí pasaron
Que en sitio donde sepultó la fina lira
Crecieron ramos de nomeolvides
Que nunca de ese sitio se marchitaron

Nadie sabe del Destino de aquel bardo
Que dejó de creer en aquellos versos
Quizás persiguió sentir la vida
O se dejó hundir en el abismo



Será el último, hasta que la vida dé muchas vueltas.
Porque es doloroso imaginar que se siente y quizás más sentir que se imagina.

sábado, 20 de diciembre de 2008

El cajón desordenado




Buscaba en mis cajones un destello de tu risa

Un aliento de tus besos en mi boca

Buscaba en el fondo de mi alma

El calor de tu cuerpo en mi cama


Arrugo el papel con estos versos

La boca negra de mi papelera los traga

Y otra vuelvo a la sequía de las estrofas

Y la falta de armonía en los poemas


Miro al cielo nocturno por mi ventana

El frio del invierno solitario me traspasa

Y sonrío porque aún busco en mis cajones

Reflejos hermosos de tu corazón brillante


Mientras me rodee Fantasía

O el anhelo de caricias en tu espalda

Ni el invierno ni la soledad me intimidan

Porque se que un día tu serás mía


Busco en los cajones besos que no he dado

Poemas aun no escritos, cuentos no imaginados

Plumas de ángeles, ecos en la piedra

Y el perfume de tu piel cuando duermes


miércoles, 17 de diciembre de 2008

Arcos y vida...


Porque los milagros existen, porque «quien llora por lo que ha perdido,
no puede decir que lo ha perdido para siempre» o algo asi rezaba Lope de Vega...
porque la eternidad dura lo que tu deseas que dure, porque hoy me han llamado
"Arco", porque hoy la luz del infierno brilla para mi otra vez, porque las letras
lloran de felicidad y porque la vida esta aqui y yo tambien y el...tambien.

Arcos

La botella que lanzo al mar, mi sueño, mi pesadilla,mi mentira y mi verdad.
La inspiracion perdida, agua en el desierto,mi sueño de amor, mi mentira eterna,mi necesidad, mi escalofrio centellante,mi descanso en una nube,tu, eterno, siempre tu.
Distante, siempre tu.vibrante, brillante, eterno.
Tu, solo tu, y siempre tu.
Mi esperanza que no se pierde,el milagro que siempre espero,la inyeccion de droga potente,mejor que el chocolate,mas potente que una pastilla,mas vigorizante que un energetico,mas amoroso que el mismo amor,mas mentiroso que nadie,mas eterno y perdurable,mas hermoso y mas malvado.
Eres tu y siempre tu.
Mi vida entera te buscay en la oscuridad te encuentra,la verdad en la mentira que es lo unico que me interesauna inspiracion sin aviso, una sorpresa que esperaba,una...
no tengo palabras para envolverte...mis manos se cansan, pero nuncase cansa mi mente... ilusiones van y vienen y yo siempre te tengo.Mi historia que nunca termina...mi vida...oh, mi vida...la droga que esperaba...mi milagro inmortal, mi precioso mortal...bienvenido de nuevo a mi vida, que bueno ser parte otra vez de tu eternidad.

viernes, 5 de diciembre de 2008

El 133





Todos los días coincidían en el autobús 133. Se sentaban casi siempre en el mismo sitio, teniéndose el uno frente al otro. Él, un estudiante apasionado por su carrera, al que le gustaba leer y escribir cuentos fantásticos y poemas de amor, Ella una bonita joven con pelo moreno largo y mil sueños a flor de piel en su mirada azul.

Se miraban a hurtadillas, ninguno se decidía a dar el paso de saludarse y conocerse. Desde el primer momento en que se vieron, sintieron recorrer una descarga por su espina dorsal, algo que la gente suele llamar de manera ya gastada “flechazo”. Pero nunca se habían decidido a presentarse, quizás porque los dos por separado habían construido una imagen del otro que no tenían valor para descubrir si se parecía a la realidad o no. Porque el amor muchas veces hace que idealicemos a la persona que nos hechizó, y la realidad casi siempre es decepcionante. Así que decidieron seguir así, mirándose de vez en cuando, quizás una leve sonrisa apenas dibujada en la comisura de los labios. Luego, en soledad, él escribía apasionados poemas sobre ella (Luna y sol se besan en el eclipse/Ven, mujer, y deja que te ame/Aunque después tengamos que separarnos/Porque la vida suele ser cruel), y ella soñaba con su besos.

En el autobús él iba siempre escribiendo. La chica no imaginaba que él escribía sobre ella mientras la tenía delante, como para retener su imagen en palabras mientras la tenía a pocos metros de distancia. Ella miraba por la ventanilla, sólo para disimular que se le iban los ojos hacia el. Sólo coincidían dos paradas, él se bajaba antes. Le gustaba despedirse de ella con la imaginación (“Hasta mañana, preciosa”, decía en su imaginación), pasaba por su lado y aspiraba su perfume, una colonia con aroma de jazmines. Ella esperaba un leve roce, y eso era todo. Día tras día.


Él bajaba del autobús e iba a una cafetería justo al lado de la parada para tomar un café antes de la clase y para poner en orden el retrato en palabras de ella escrito minutos antes. “Hoy está especialmente hermosa con ese pelo suelto”, “hoy he visto un reflejo triste en sus ojos, quisiera llevármela lejos para que lo olvide”, “morir en el perfume de jazmines y las rosas de sus labios…”

Hoy hacía viento y estaba tan ensimismado en ella que casi se me pasa la parada. He guardado mis apuntes rápido. Ahora no encuentro el papel que he escrito hoy sobre ella. Juro que lo he guardado. Es como si me hubieran quitado algo de vida hoy, mi tiempo con ella en el bus es lo mejor del día. Miro a fondo en mi carpeta, mientras un camarero me sirve el café de siempre.
De pronto, a mi espalda, un aroma familiar me llega. Olor a jazmines. Y una voz que dice

“Hola, ¿buscas esto?”

lunes, 1 de diciembre de 2008

El Mendigo de los Versos

(Por la falta de inspiración como fuente de inspiración
Porque a veces me harto de imaginar a Diandra
Para La Maestra de Todos mis Versos
Y porque como dijo Neruda "Sucede que me canso de ser hombre")



He buscado versos debajo de la alfombra

Rimas en los anaqueles del alma

Ripios en lo profundo de los vientos

Pero sé que sólo existen en tus ojos


Recorrí la cara oculta de la Luna

Para hallar con qué tejer un poema

No encontré estrofas verdaderas

Desde que no tengo amor no tengo vida


Braceo sumergido por el mar de la rutina

Intentando salir al sol de tu mirada

Siento que mis pulmones estallan y me ahogo

Porque ya no encuentro el consuelo de tus labios


Sigo buscando mis versos perdidos

Detrás de las nubes o en el viento del otoño

Encenderé un candil para buscarlos

Mi corazón latirá tu nombre hasta que vengas