domingo, 29 de julio de 2007

Tiempo Absoluto


Te tengo entre mis brazos

y todo cobra sentido.


Sintiendo tu piel en mis labios

El mundo es perfecto


Tus labios me besan,

La vida es bella


Nuestros cuerpos vibrando

Y el tiempo se detiene


Tu flor en mi boca

La primavera en mi lengua


Tu grito de placer

Un himno en mi alma


Un gemido, un estremecimiento

Y el cosmos tiembla


Un beso tras el éxtasis

Fusión de dos alientos


Te abrazo fuerte contra mi pecho mientras te duermes

Y es como el mar en calma tras la tormenta

viernes, 13 de julio de 2007

EL MILAGRO


Este cuento fue escrito en su dia para Graci,

y a ella pertenece. M.


El rápido batir de las pequeñas alas de Selin el Hada atravesaba una fina lluvia que hacía que el frío recorriera todos los poros de su piel. Volaba sobre un cielo nocturno en el que la oscuridad aún dejaba intuir. allá abajo. montañas, bosques y cursos de agua ocultos por el velo de negrura. Y proveniente de alguna parte (Selin desconocía de dónde), un sonido rítmico, que lo llenaba todo. Sonaba como un par de golpes sordos que se repetían a intervalos regulares, aunque lentos: “Bum-bum; bum-bum”. Sea para alejar el desasosiego que el frío, la oscuridad y ese sonido le hacían sentir, sea porque su naturaleza dulce y alegre le impulsaba a hacerlo, Selin empezó a cantar.

A medida que las notas salían de su garganta, el cielo recuperó cierta claridad en la lejanía. La lluvia cesó. Poco a poco, las nubes se abrieron, y el sol surgió entre unas montañas blancas, bañando de luz y calor el diminuto cuerpo de Selin, que continuaba volando y cantando.

El sonido que lo llenaba todo se aceleró levemente y se hizo más intenso.

Selín miro abajo y vio un paisaje yermo atravesado por un río casi seco. Se posó en tierra, y al poner el pie en el suelo seco un manto de hierba verde empezó a surgir y a extenderse. Se acercó al río, apenas un riachuelo, y vio el agua quieta, tan escasa que no corría. Se inclinó y levemente rozó con sus labios la superficie, ya que tenía sed. El beso del Hada revivió la corriente, y el caudal empezó a aumentar, despacio pero constaste. La dulce hada se quedo en la orilla un rato, con los pies sumergidos, contemplando el fluir del agua, contenta por lo que había hecho.

Un rato después incluso vió un pez plateado que nadaba a favor de la corriente, cerca de la orilla donde descansaba Selin. El pez comenzó a nadar en torno a sus pies, y el hada sentía su roce suave. Siguió rozándola un rato, y de repente saco la cabeza del agua, y le habló:

“Despierta, cariño…”

El abrió los ojos, y los primero que vio fue la dulce sonrisa de su amada, que le acariciaba la cara suavemente para despertarle. Sonriendo le dijo: “Buenos días, amor. He soñado contigo. Y con el milagro que haces con mi corazón”