lunes, 31 de enero de 2011


Y es que hay veces que la falta de inspiración no es tal. En que basta el ritmo de los latidos del corazón pensando en tí para impulsar a los dedos. Estos teclean palabras en una escritura casi automática, donde quien escribe no es el cerebro, es el mismo corazón quien junta las letras para expresar el amor sentido.

Y otro corazón lee. Y este corazón se acelera con las palabras de amor, acompasándose con el corazón que escribe. Así se aman los corazones, dos corazones que laten juntos, dos cuerpos que se aman, dos almas unidas para siempre...