Que cantó en el pasado amores hermosos
Besos de mujer, roces de pieles
Y sueños en el borde de los labios
Se dejó llevar el bardo por sus versos
Como se lleva la deriva los naufragios
Sentía en sí los besos y caricias
Que nacían en el aire de su lira
Pronto su vida sólo eran palabras
Era “te quiero como la nieve al invierno”
“Tus ojos iluminan mi sendero”
“Eres bella como la aurora en mi alma”
Vagabundo en mil caminos
Creador de mil amores
Esculpiendo la mujer hecha de sueños
Imaginando del amor sus mil colores
Miró sus ojos reflejados en un río
Vio que nunca había amado realmente
Es amargo imaginar que se siente
Es mortal sentir que se imagina
Dejó de cantar y creer en sus poemas
Ellos eran como un reflejo vacío
Enterró la lira bajo un árbol
Y partió llorando por el camino
Cuentan los que por allí pasaron
Que en sitio donde sepultó la fina lira
Crecieron ramos de nomeolvides
Que nunca de ese sitio se marchitaron
Nadie sabe del Destino de aquel bardo
Que dejó de creer en aquellos versos
Quizás persiguió sentir la vida
O se dejó hundir en el abismo
Porque es doloroso imaginar que se siente y quizás más sentir que se imagina.